Pero parece que, al mismo tiempo, se considera a los dirigentes de la banda terrorista y su entramado «hombres de paz» y a la convivencia «fruto de un esfuerzo compartido», según dijo ayer Rodríguez Zapatero, que se entiende va más allá de la letra del «libro», por seguir con el símil, una «generosidad» (también habló de ella) que supera el normal funcionamiento de la democracia, que no se basa en la generosidad, sino en los derechos. Sobre todo cuando el presidente viene suscribiendo normas de convivencia sin el consenso con el principal partido de la oposición y lo desea ahora con los que asoman desde los pozos del totalitarismo.Leedlo entero.Lo que las víctimas merecen son los derechos y no generosas menciones formales en la Carta Magna, la libertad antes que la paz que, como dijo Arturo Capdevila y repitió Borges, puede, a diferencia de la primera, ser sumisión y complicidad.
lunes, 22 de mayo de 2006
Yanke, lúcido
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