lunes, 22 de febrero de 2010

El País, contra la libertad de expresión

Esta mañana me he amanecido con que el Sr. Guardia recomendaba leer un artículo de José María Izquierdo en El País, todo lleno de "talante y respeto". Je. Y tanto. Es la declaración de intenciones de un señor, periodista madurito y con experiencia, que dice va a:
describir sus sapos y sus culebras, porque su virulencia, su brutalidad, no son creíbles si no se tocan, si no se comprueba su acrimonia con nuestros propios sentidos. Así sabrán cómo sermonea y manipula Pedro J. Ramírez, reza Juan Manuel de Prada o fascistea Alfonso Ussía. Y si algún día hay tiempo y fuerzas, a lo mejor también alcanzamos a transcribir a Jiménez Losantos o a César Vidal, e incluso a algún minino de la tele digital o alguna rata del subsuelo bloguero ultraderechista.
Las negritas son mías.
¿Cómo se llamaba aquello de lo que presumía ZP...? Leñe, sí... ¿Telúrico? ¿Tinieblas? ¿Tancredismo? ¡Ah, no! ¡Que de eso presume Rajoy! ¡Sí, eso! ¡TALANTE! Empieza fuerte el hombre, echando carnaza a sus posibles lectores para que mañana, que es cuando empieza, se lancen como tiburones a devorar lo que dicen o escriben los que no son de izquierdas... (como enfatiza, y con razón Mary White)

Esto no dejaría de ser anecdótico si no fuese porque en la edición de hoy El País dedica dos páginas a quejarse de las cadenas de TDT que no son de izquierdas o afines a la corrección política: "Los 'ultras' conquistan ta TDT", titulan. JE. Es lo único que no controlan y claro, quieren cargárselo...
Para evaluar el cumplimiento de los compromisos adquiridos, PSOE e IU reclaman que un organismo neutral (el futuro Consejo Audiovisual estatal, por ejemplo) tenga capacidad para revocar las licencias de aquellos canales cuyos contenidos no se ajusten a las condiciones de la concesión.

Esto no debe de parecerle mal a los de El País, para quienes PSOE e IU son de lo más neutral...

En fin, tienen en Doce Doce un buen análisis.
También se ha hecho eco Cromwell.
Y una muy enfadada Mary White. Je.

miércoles, 3 de febrero de 2010

Ojazos tienes, cabritilla

Pues resulta que un señor que habita por Córdoba y que imparte Educación para la Ciudadanía ha dicho a sus alumnos de TRECE años que la zoofilia mola mogollón, y la ha equiparado al sexo entre humanos. ¡Toma ya! ¿Se puede ser más moderno? Seguramente no, ni tampoco más gilipollas. Dado que los amantes de lo multiculti están creciendo como champiñones, propongo que volvamos al medioevo, o antes aún, y que un jurado popular juzgue a este mamarracho. ¿Qué pena sería la óptima? ¿Sodomización repetida por parte de equinos? ¿Lapidación? ¿Escuchar los discursos de Zapatero, Pajín y Blanco durante los próximos diez años de su vida (me ha costado no agregar, delante de "vida", un sonoro epíteto. Lo dejo a su elección)?

La noticia, aquí.

Los artículos al respecto de Pablo Molina y de José Antonio MArtínez-Abarca, aquí y aquí, respectivamente.

Adolfo Domínguez pide "Despido Libre"

Parece que la gente está viendo que esto se nos hunde...

El diseñador y modisto gallego Adolfo Domínguez urge al Gobierno a implantar un "despido libre, sin trabas administrativas ni judiciales" en el mercado laboral para que la gente se gane "cada día" su puesto de trabajo y así solucionar la crisis en España.

"Todas las medidas que se tomen para hacer más fácil el trabajo del emprendedor se reflejarán en una menor tasa de paro", defendió el modisto orensano durante en su intervención en el Forum Europa Tribuna Galicia.

"Los empresarios necesitan libertad para reorganizar sus empresas y que no les cueste una barbaridad prescindir de un individuo que ya no es bueno", explicó antes de cargar contra el Estado del Bienestar "tal y como lo han organizado los europeos y españoles".

En su opinión, el Estado del Bienestar no puede financiarse con deuda y los derechos sociales conquistados en España proceden de los fondos estructurales europeos. "No creo en derechos que no podamos pagar", sentenció.

"No creo en un sistema que permite que alguien se coja un año por depresión, la mayoría de las veces fraudulenta, se reincorpore y tenga 30 días de vacaciones", añadió, para reprobar un sistema que genera "un montón de pícaros". "Sólo podemos solucionar esta crisis trabajando más", sostuvo.

Además, aunque cargó contra el "elogio de la pereza" en el que se ha instalado la izquierda "cuando se vio obligada a abandonar por inservibles las banderas del socialismo real", ha apoyado al Gobierno en su plan de retrasar la edad de jubilación hasta los 67 años. Para el diseñador gallego es "absurdo retirarse a los 65", teniendo en cuenta el incremento de la esperanza de vida.


Y es que en España nos hemos acostumbrado a que lo que debería ser la excepción (la picaresca) sea la norma. Y así nos va. Spain is different. Ya te digo. Leed el artículo entero.

Seis años de estupidez

Demoledor retrato de Zapatero a cargo de Gabriel Albiac, hoy en ABC:
Nadie va a devolvernos los años perdidos. Van para seis. Y esto no tiene pinta de haber más que comenzado. La estupidez, en política, es rentable. Y ni en la más disparatada de las ficciones pudo ocurrírsele a nadie que una necedad tan alta pudiera tomar el poder. Pero, una vez asentada, la estabilidad de lo necio es temible. En parte, porque consuela mucho en tiempos duros constatar que no existe un solo miembro del gobierno al cual no podamos mirar por encima del hombro. En parte, porque consuela mucho saber que ese que ejerce aquí el mando no daría para bedel en una empresa seria.
Son ya oficialmente más de cuatro millones de españoles arrojados al vertedero del paro. Y no pasa nada. Eso es lo de verdad aterrador: no pasa nada. Y eso es lo que no hay manera de explicar racionalmente: el cúmulo de disparates no deja un solo respiro; en ninguno de los espacios de intervención que definen a un Estado. Y la fiesta sigue.
Política internacional: devastada. Fue lo primero aquella huida grotesca de la fuerzas españolas, sin siquiera respetar los plazos, de la misión que cubrían en un Irak sobre el cual se jugaba el equilibrio mundial; me pregunto qué sensación pudo quedarles a los militares que pecharon con la vergüenza de aquel ridículo. Vino enseguida la humillación ante el Sultán de Marruecos, que fue, al cabo, el primer beneficiario del golpe que se llevó por delante, el 11-M de 2004, a los irreverentes gobernantes españoles que habían osado oponerse a la voluntad del heredero de Mahoma en Perejil; la pronta pleitesía de Zapatero tranquilizó al Sultán: todo volvía a donde siempre. Afganistán fue aún peor: porque enviar tropas al frente de guerra más peligroso del mundo y negarles potestad para el combate, es condenarlas a muerte; al modo exacto que proclamara el primero de los ministros zapateriles del ejército: «mejor morir que matar»; es lo que ha venido sucediendo desde entonces; es lo que sucederá; un ejército no puede negar su condición de ejército y seguir vivo; para funciones benévolas existen otras instituciones; el servicio del soldado es el de las armas; si la actual ministra -como el ministro de antes- juzga poco honorable que las armas -las adecuadas, blindados incluidos- se usen, es mejor que disuelva el ejército; que no lo envíe, en todo caso, a un lugar sobre el cual se libra hoy la guerra más despiadada.
Política nacional: suicida. Fue personalmente Zapatero quien hizo aprobar un estatuto catalán cuyo dislate tiene paralizado al Tribunal Constitucional desde hace ya cuatro años, y cuyo desenlace no puede ser otro que la independencia. Que, tal y como están las cosas, a muchos empieza a parecernos la salida menos mala. Independencia. Con todos sus costes. Y que podamos, de una maldita vez, dedicarnos todos a las cosas serias y no a chorradas. Y que quien quiera pagarse doblajes a una lengua sin mercado, que se los pague. Y que el que tenga tantas ganas de arruinarse, que se arruine. Pero que no debamos pagar su despilfarro todos.
¿Política económica? ¿Qué es eso? Ni está, ni se la espera: de Solbes a Salgado, todo es una obscena burla. Más de cuatro millones de parados. Es lo que imponen las cifras oficiales: no una crisis, un desastre. Esto era, hace seis años, un país que parecía moderno: moderno y aburrido; lo menos malo. Bastó el golpe del 11-M para salir del sueño. Manos en alto. Para que lo peor -lo peor- se plantara en el proscenio. Y la ruina se nos llevara a todos por delante. Seis años de nuestras vidas ya perdidos; nadie va a devolvérnoslos. Y la horrible sospecha de que esto va para largo. La estupidez es rentable.