viernes, 6 de febrero de 2009

En Cuba no hay crisis

Llego del trabajo derrengado. Una semana dura. Me dejo caer en el sofá, enciendo la televisión y me encuentro el amable rostro de Lorenzo Milá mirándome. Está mucho más canoso que la última vez que le vi. O sería la gomina que llevaba, no sé. Después de un par de noticias intrascendentes («Joé cómo está nevando en Navarra y tal. ¡En pleno mes de febrero! Este año el calentamiento global viene con una mala baba que para qué.») ha soltado una de esas perlas que es para enmarcar, y cito de memoria:
«Una de las industrias más afectadas por la crisis es la del automóvil, en todo el mundo. En Cuba no ocurre eso. Allí, los coches que se adquirieron antes de la revolución se han convertido en piezas únicas, tras ser arreglados por sus dueños una y otra vez. Siguen funcionando, y son utilizados...»
A continuación han dado paso al reportaje de la enviada especial (quizá corresponsal, quién sabe, no me he fijado), que ha hablado maravillas de los coches cubanos. Todas las imágenes eran coloridas; los coches que aparecían estaban relucientes y sus dueños muy orgullosos: «Cometieron un error al fabricar los coches tan buenos. Si los siguiesen haciendo así los fabricantes se arrunarían.»
Ni una imagen, ni una de la pobreza, la miseria, el hambre, el malvivir de los cubanos. Tampoco una sola palabra. Todo eran sonrisas y coches bonitos. Leni Riefenstahl lo habría hecho mejor, pero ella era nazi. Y alemana. Estos son españoles, y viven en democracia. Y se jactan de ser adalides de la libertad. Panda de hipócritas.
Cuba es un inmenso reducto de pobreza, donde buena parte de las mujeres se prostituyen porque no tienen para comer, no tienen jabón, no tienen nada. Y desde aquí les apoyamos y ayudamos a que se se sigan difundiendo las mentiras de una dictadura. Qué asco.