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Que lo disfruten.
Respeto piden, quienes traen escondidos y con nocturnidad a soldados españoles muertos en una guerra que dicen no existe. Respeto piden quienes llevan años ciscándose en las creencias religiosas de más de media España. Los socios y cómplices de quienes queman la bandera y aterrorizan a quienes la llevan. Quienes ayudan a perseguir a la lengua española, pisotean las tradiciones e incitan a la violencia contra los discrepantes. Quienes llamaron a asedios a las sedes de otro partido. Piden respeto, quienes difamaron a las víctimas del terrorismo, quienes pactaron con ETA para no ver atentados ni robos de pistolas donde los había y nos mintieron y siguieron negociando con los terroristas con muertos y sin ellos. Esos, nos piden ahora respeto.Ignacio es más crítico con el españolito medio:
Hay que ver cómo se ha puesto el centrismo zen por unos pitos a Zapatero en la Fiesta Nacional, que, por votación de los toreros, ya no son los toros, sino los legionarios. Si el centrismo zen frecuentara los toros, sabría que esos pitos a Zapatero no van a ninguna parte. ¿O qué cree el centrismo zen que son los españoles? «El pueblo español está acostumbrado a ver los toros desde la barrera, a camorrear en los tendidos, y de aquí no pasa...», escribe Ramón Pérez de Ayala en su pequeño ensayo sobre Don Tancredo, verdadero patrón laico de España, el país de los parados. O de los «oferentes de empleo», como quieren los socialistas que se diga, cuando en España, antes de los socialistas, oferentes, lo que se dice oferentes, no había sino las vulvas de los poemas del poeta verdadero. ¿Se nos va a venir abajo Zapatero por unos pitos? ¿Qué clase de nenazas nos estarían gobernando?Merece la pena leer las columnas enteras.
El problema de los precios se divide en dos: uno, por los suministros realizados por Sonatrach entre 2007 y 2009, y otro, por los suministros que realice a partir de ahora este grupo energético, un monopolio gasístico controlado por el Estado argelino del que depende un tercio del gas que se consume en España.
El primer problema podría desembocar en subidas medias del 15% para los usuarios de gas, y el segundo podría traducirse en una presión en los precios que pagarán los usuarios de gas en España en el futuro y que podría sumar otro 30% de incremento.
[...]
El conflicto se remonta a hace dos años, cuando, ante la vertiginosa subida de los hidrocarburos en todo el mundo, Sonatrach empezó a reclamar la revisión de los contratos de suministro a Gas Natural. El enfrentamiento terminó en la Corte de Arbitraje de París, que el pasado mes de agosto emitió un veredicto a favor de Sonatrach, reconociéndole el derecho a subir precios.
El mercado gasístico español recoge ahora los frutos de lo que para muchos fue una nefasta política energética hace cuatro años.
En 2006, el Gobierno argelino, presidido por Abdelaziz Buteflika, mantuvo reuniones con el entonces ministro de Industria español, Joan Clos, para que autorizara a Sonatrach comercializar directamente gas en España.
Contra los dictámenes de la Comisión de Energía española y la tesis de reciprocidad comercial que reclamaba Europa, se dio licencia ilimitada a Sonatrach.
El monopolio estatal argelino se convertía así en juez y parte del mercado español, suministrando gas a grupos como Gas Natural y compitiendo con las compañías españolas de forma directa en su propio territorio.
Sonatrach no sólo podrá tensar precios del suministro a Gas Natural. Por extensión, lo puede hacer con Iberdrola y Endesa.
A Sonatrach, también se le permitió tener el 36% de Medgaz, el nuevo gasoducto que une Argelia con España, desde el que podrá exprimir al máximo su doble faceta de suministrador y comercializador.
Lo cierto es que se ha creado una inmensa paradoja. Porque viene a humillar al Zapatero padre un Zapatero hijo, tan radical en sus fines como en sus métodos —de los que mucho se hablará en estos próximos meses—, pero mucho más valiente que el tramposo leonés. Tomás Gómez ha demostrado que tiene cuajo de líder. Y desde luego un coraje que debería avergonzar a todos los socialistas destacados que podrían haberse enfrentado a Zapatero para impedir algunas de sus tropelías contra la sociedad española. Nos habría ido mejor a todos si en esa ejecutiva sumisa hubiera habido unas cuantas voces dignas que le hubieran dicho a Zapatero que su política era un suicidio a plazos pero no sólo para el partido sino para este país que no quiere suicidarse.Leedlo entero.
La URSS reconocía que no podía seguir ese ritmo [de gasto militar] y arrojaba la toalla como potencia global. «Pero esta derrota no era sólo científica sino financiera y económica», no estaban a la altura, la URSS estaba ya a punto de «griparse» por el esfuerzo, «nada funcionaba». Y «la bancarrota moral del socialismo» acababa de producirse con la millonaria acogida al Papa en Polonia, un número de gente que «el régimen era incapaz no sólo de movilizar sino de controlar». No eran menos los problemas económicos del mercado del Este (CAME), «la deuda que tenían con la RFA, no sólo la RDA... la propia Polonia estaba en quiebra», como le sucedería en 1990 a la URSS. «El embajador soviético le había hecho prometer a Kohl que, llegado el momento, también ayudaría a Moscú». Y mediado 1990, con el proceso de reunificación en curso, llamó a la puerta a recordar la promesa. «Cuando le pregunté que de qué se trataba, su respuesta fue dramática: "no tenemos ni carne”».Cuando viajas por Iberoamérica te suelen contar los desmanes cometidos por los estadounidenses, principalmente a través de la Agencia de Inteligencia, la CIA, en los años 70 y 80. La gran guerra de la segunda mitad del siglo XX, la más recordada en la memoria colectiva es la guerra de Vietnam. Aquí se ve como un fracaso de EE.UU. En Asia y buena parte del mundo se ve como una victoria de la URSS. La propaganda ejercida por los partidos de izquierdas en los países occidentales, en general pagada con dinero soviético, ha calado hondo. Y con ella el antiamericanismo. Se ve a los EE.UU. como el gran milagro del capitalismo, pero en demasiadas ocasiones se lo describe como el origen de todo mal. No voy a decir que buena parte de la fama no se la hayan ganado a pulso, pero me resulta sorprendente, o más bien irritante que el papelón que la URSS desempeñó en buena parte del siglo XX pase desapercibido, y sólo quede la mala imagen del tío Sam y sus muchachos.
Unos 18.000 militantes del PSM estaban llamados hoy a votar para decidir quién será el candidato del partido en los comicios autonómicos de mayo de 2011, en los que Gómez, definitivamente, será el rival en las urnas de la actual presidenta regional, Esperanza Aguirre.
El ex alcalde de Parla ha logrado 7.613 votos, 558 más que Trini, que ha obtenido el apoyo de 7.055 militantes socialistas, según los datos oficiales facilitados por la Ejecutiva Federal del PSOE, que ha cifrado la participación en un 81% del electorado.
La incapacidad de los dirigentes sindicales para cambiar el modelo se ha manifestado en la fastuosa confusión del discurso movilizador a lo largo de los tres últimos meses. Nunca quedó claro si se pretendía obligar al gobierno a cambiar su política, castigar a la patronal o machacar a la oposición. Con la excepción de Madrid, por supuesto, donde la huelga se planteó desde el principio y de modo exclusivo como un ariete contra Esperanza Aguirre. De hecho, los piquetes intentaron con particular entusiasmo paralizar el sector público de dicha Comunidad Autónoma -lo consiguieron al cien por cien en Telemadrid, la única televisión que se vio obligada a interrumpir sus emisiones-, y de ahí el contraste entre la indiferencia del Presidente Rodríguez ante lo que pasaba en la calle, a escasos metros del Congreso, y la indignación de la presidenta madrileña, hacia cuya sede de gobierno confluyeron desde la mañana los combativos sindicalistas de toda la capital. En tales condiciones, la huelga sólo podía ser política y ridículamente maoísta: una revolución cultural de sainete, contra el poder y a favor del poder simultáneamente, con los guardias rojos saqueando tiendas en Barcelona y el Gran Timonel mareando la perdiz en la Carrera de San Jerónimo, como si la cosa no fuera con él. Que no iba.