El tema de hoy es una lujosa casa de lenocinio alemana, que responde al sugestivo nombre de Pascha Bordell. Está en Colonia y se anuncia en internet en siete idiomas y proclamando que es «el mayor prostíbulo de Europa» y que cuenta con «más de 100 mujeres encantadas de recibir su visita».Leed el resto.
Armin Lobscheid, el dueño, es un lince y hace un par de semanas colocó en un lateral del puticlub un cartel de 24 metros de alto y ocho de ancho, en el que aparece una maciza ataviada sólo con la parte inferior del bikini, con balones flotando y debajo de las palabras «El mundo entre amigas».
Hasta ahí, todo normal. El lema del Mundial es «El mundo entre amigos» y tiene lógica que Lobscheid haya pensado en los dineros que pueden dejar en su establecimiento parte de los hinchas que acudirán en tropel a Alemania este mes de junio.
Quizá por eso, justo a partir de los muslos de la chica, figuran las banderas de los 32 países cuyas selecciones competirán por el título. Miento. Me fijo en la foto y sólo cuento 30: España, Argentina, Croacia, Italia... Hay dos huecos, dos pequeños rectángulos negros. ¿Imaginan qué había debajo? Pues estaban las banderas de Arabia Saudí y de Irán. ¿Y qué ha pasado? Pues que el 21 de abril, después de unas llamadas telefónicas amenazantes, se presentaron frente al burdel Pachá tres docenas de energúmenos gritando «¡Alá es grande!».
jueves, 27 de abril de 2006
La violencia es rentable
O, lo que es lo mismo: el fin justifica los medios. Esta vez nos lo cuenta Alfonso Rojo, en su columna de los jueves (las negritas son mías):
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