La noticia es de ayer.
Hay numerosas reacciones entre los bloggers (y articulistas, y voceros, y periódicos, etc.).
Jonsy Gaviota hace un estupendo resumen de quién es quién, y pone negro sobre blanco lo que yo venía pensando desde hace unas semanas, y así se lo hace saber a los peperos:
Hay numerosas reacciones entre los bloggers (y articulistas, y voceros, y periódicos, etc.).
Jonsy Gaviota hace un estupendo resumen de quién es quién, y pone negro sobre blanco lo que yo venía pensando desde hace unas semanas, y así se lo hace saber a los peperos:
Después de la sentencia de hoy, ya no tengo duda alguna.(No dejen de leer la entrada completa.) En mi caso no es tanto algo personal como un desencanto generalizado con la clase política. Pensaba que había algo de decencia en personas como Acebes, Zaplana o, sobre todo, Esperanza Aguirre. Me he caído del guindo.
No pienso volver a contribuír al mantenimiento de éste régimen. Nunca he votado socialista, pero hoy daré un nuevo paso:
Mientras Alberto Ruiz Gallardón y su vicepresidente Mariano Rajoy estén afiliados al PP, no volveré jamás a darles mi voto.
Al blog del Sr. Gaviota he llegado por un comentario en el blog de Carlos López, que describe perfectamente lo que siento:
Cuando me enteré de que en España invadir las pistas de un aeropuerto, bloquear una autopista, homenajear a terroristas, negociar con terroristas, tirar piedras contra camiones, amenazar de muerte, incendiar vehículos, defraudar al fisco mediante cesiones de crédito, llamar asesino a un presidente del gobierno o llenar de excrementos la fachada de la sede de un partido político es gratis pero en cambio insultar gravemente a un alcalde cuesta treinta y seis mil euros, me volvieron a entrar ganas, por enésima vez, de hacerme guatemalteco.
Elentir, por último, compara el caso de FJS con el de Rubianes. Bochornoso.
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