domingo, 5 de octubre de 2008

Las croquetas de mi Puri

La noticia es ésta: «Economía retira un anuncio de letras del Tesoro después de que la ministra Aído secundara las críticas del PP al mismo por "sexista"».
El litigio se debe a la conversación que un señor mantiene con su psicóloga, y que es la base del anuncio. «¿Dejar a mi Puri? Pero ¿tú estás loca!», responde el hombre cuando la especialista le recomienda que se marche del trabajo y se olvide de su mujer, que le absorbe su energía positiva. «¿Si mi Puri es lo más grande! ¿Cómo se nota que no has probado las croquetas de mi Puri!».
Sé lo que están pensando: estamos llegando a un punto crítico de estulticia. Si seguimos así dentro de poco se nos licuará el cerebro. Lo importante, deben de opinar los políticos, es que la masa no razone. Y en ello están.

El problema que subyace tras la estúpida polémica lo ha abordado muy bien Luis:

“El problema no son las croquetas de mi tocaya, Ramón. El problema es otro. No se puede estar siempre a la contra. Fíjate: no basta con reconocer los derechos civiles de los homosexuales; para vender el asunto como Dios manda hay que ir en contra de quienes tienen una visión diferente de la familia. No basta con dignificar la memoria de los caídos en la ya lejana guerra civil, es necesario criminalizar a los de un bando. No basta con reconocerme a mí el derecho de hacer lo que me dé la gana, es necesario retirarte a tí tu derecho a alabar mis croquetas. Porque las croquetas, cocinar, es, dicen, un estereotipo anticuado en el que se nos encaja a las mujeres para seguir esclavizándonos. Como si yo hubiese estado esperando a la creación de un Ministerio de Igualdad para sentirme persona! Los políticos de hoy, Ramón, son ANTIS. El caso es ser anti-algo. Anti-americano, anti-G8, anti-Estado, anti-capitalista, anti-fumador, anti-fascista, anti-machista. Parece como si los políticos se pasasen horas buscando algo o alguien contra lo que levantar masas enfervorizadas, apoyos, votos. En su manifiesta incapacidad por generar nuevas espectativas recurren a la estigmatización de los defectos del otro como máximo exponente de su capacidad de acción. Y nosotros, claro, caemos en la trampa. Un movimiento que sólo encuentra seguidores por medio del uso y abuso de la mera oposición apenas podrá crecer si carece de enemigos. Y donde no los hay, se inventan.”

[...]
"¿[Q]ué crees que pone la Constitución? Que somos diferentes ante la ley? Que cualquier acto criminal que me afecte a mí quedará impune si lo comete un hombre? Sabías que si no te gustan las croquetas que acabo de hacer me basta con llamar a la policía diciendo que temo que me peges para enviarte al calabozo a comer un combinado del chino de al lado? Eso es discriminación, Ramón”

En caso de necesidad, aplíquese el sentido común.

1 comentario:

Towar dijo...

Para aplicar sentido común, hay que tenerlo.

Que ya lo dicen por ahí: "El Sentido Común no suele ser el mas Común de los Sentidos".