Concluye 2007, un año que, al menos para mí, ha sido más bien calamitoso. Peores años vendrán, qué duda cabe. Pero mientras tanto espero con los brazos abiertos al octavo año del nuevo siglo, con el convencimiento de que va a ser fantástico.
Espero que paséis una Nochevieja memorable y que el próximo año colme vuestros deseos (o, al menos, algunos de ellos) Hala, a ponerse ropa interior de color rojo, preparad los billetes para ponerlos debajo de los platos y tened a mano el anillo de oro para echarlo en la copa de espumoso...
¡¡¡¡¡FELIZ 2008!!!!!
¡Un abrazo!
lunes, 31 de diciembre de 2007
lunes, 24 de diciembre de 2007
Feliz Navidad
lunes, 3 de diciembre de 2007
Opiniones contrapuestas
Esto de la blogocosa es maravilloso: no sólo nos ha dado la oportunidad de expresarnos para que nos oiga el mundo entero y más allá (¡Un saludo, ISS!) sino que te permite, al menos en mi caso, estar bastante más informado que lo que lo hacía normalmente a través de los medios de comunicación patrios. Es así como he aprendido un poquito de política exterior, sobre liberalismo, sobre democracia, sobre ecologismo, sobre ciencia, sobre libertad... Del mismo modo me ha permitido aprender un poco más el mundo que me rodea, con un punto de pensamiento crítico.
Así, gracias a los esfuerzos de JMG, de Luis y de Antón Uriarte he sabido que los santos Gore y compañía son unos hipócritas engañabobos, que el protocolo de Kioto no tiene razón de ser, que no vamos a morir ahogados por un mar creciente ni abrasados por la conversión de España en un desierto y que las llamadas advirtiendo el apocalipsis tienen poco fundamento. Y todo ello con datos en la mano y perfectamente razonado, oiga. Y es una pena que en los medios de comunicación tradicionales no se escuche una palabra de esto, no se fomente el debate, no se cuestione ni una coma del texto de los nuevos apóstoles, ese neoevangelio (con mis respetos a la Iglesia) que es el estudio parido por el IPCC con la aprobación de unos... cinco científicos, que viene a significar la unanimidad. Y quien no lo crea esta verdad absoluta es un negacionista.
La otra cara de la moneda, una carencia pasmosa de pensamiento crítico la he encontrado en otro de mis blogs de cabecera, Microsiervos, donde aseveran que «además de ser más ecológico cumplir, también salle más barato, porque de no hacerlo España se enfrentaqría [sic] a 5.300 millones de euros de multa.» Claro que no parece que se hayan parado a pensar en los enormes costes que conllevaría cumplir con Kioto. Se refieren a una entrada del Blog Salmón, que tampoco parecen haberse planteado semejante cuestión.
Y mientras, tanto ZP como Rajoy anuncian que incluirán en su programa electoral una ley y diferentes medidas para luchar contra el cambio climático. ¿Es que aquí no hay una tercera vía?
Así, gracias a los esfuerzos de JMG, de Luis y de Antón Uriarte he sabido que los santos Gore y compañía son unos hipócritas engañabobos, que el protocolo de Kioto no tiene razón de ser, que no vamos a morir ahogados por un mar creciente ni abrasados por la conversión de España en un desierto y que las llamadas advirtiendo el apocalipsis tienen poco fundamento. Y todo ello con datos en la mano y perfectamente razonado, oiga. Y es una pena que en los medios de comunicación tradicionales no se escuche una palabra de esto, no se fomente el debate, no se cuestione ni una coma del texto de los nuevos apóstoles, ese neoevangelio (con mis respetos a la Iglesia) que es el estudio parido por el IPCC con la aprobación de unos... cinco científicos, que viene a significar la unanimidad. Y quien no lo crea esta verdad absoluta es un negacionista.
La otra cara de la moneda, una carencia pasmosa de pensamiento crítico la he encontrado en otro de mis blogs de cabecera, Microsiervos, donde aseveran que «además de ser más ecológico cumplir, también salle más barato, porque de no hacerlo España se enfrentaqría [sic] a 5.300 millones de euros de multa.» Claro que no parece que se hayan parado a pensar en los enormes costes que conllevaría cumplir con Kioto. Se refieren a una entrada del Blog Salmón, que tampoco parecen haberse planteado semejante cuestión.
Y mientras, tanto ZP como Rajoy anuncian que incluirán en su programa electoral una ley y diferentes medidas para luchar contra el cambio climático. ¿Es que aquí no hay una tercera vía?
sábado, 1 de diciembre de 2007
El Diosecito
Lo malo de tener un ego descomunal es que rara vez sabes dónde está el límite, pierdes el sentido de la perspectiva y del ridículo y, con ellos, las formas y la educación. Y si encima este excesivo amor por uno mismo no hace sino ocultar un brutal complejo de inferioridad, apaga y vámonos.
Es lo que parece que le está pasando a Chávez, el Gorila Rojo, la peor lacra de Sudamérica en este comienzo de siglo y de milenio. Después de pedirle infructuosamente unas diez o quince veces a Don Juan Carlos I, Rey de España, una rectificación, ahora amenaza con expropiar los dos buques insignia de nuestro sector bancario, Banco de Santander y Banco Bilbao Vizcaya Argentaria si el Rey no le pide disculpas.
Si la salida de tono hubiese provenido de Zapatero, otro gallo cantaría. Habría viajado a Venezuela con el perdón de la deuda del país caribeño, en la mano derecha, y con nuevos créditos a devolver nunca, en la izquierda. Moratinos habría servido de felpudo, de atril y de banqueta para que El Diosecito se subiera encima, y así no pareciera más bajito que la sonrisa circunfleja hecha carne.
Pero la frase que golpeó el orgullo del presidente venezolano como un balón de Roberto Carlos en la cara de un defensa desprevenido no la pronunció Rodríguez. La frase que pasará a los libros de historia, que marca un antes y un después en la visión que muchos tienen del aspirante a dictador panamericano la pronunció Don Juan Carlos I, Rey de España. Cinco palabras, cinco, han bastado para la vena de la frente de Chávez no se deshinche. "¿Por qué no te callas?".
La genuflexión de nuestro Ministro de Asuntos Exteriores no ha sido suficiente, porque los matones, después de humillarte, quieren más. Y llevamos años humillándonos. Hemos cambiado la política de firmeza de Aznar (que mientras se aplicó no tocaron a las empresas españolas, creo recordar; veremos lo que sucede ahora) a la política de ceder ante los que nos amenacen mínimamente, quizá para compensarles por flotar a la deriva en el mar de injusticia universal.
No hemos llamado a nuestro embajador a consultas por los insultos vertidos sobre un expresidente del gobierno, ni por sus contínuas interrupciones, ni por los insultos y las amenazas que no cesan. Zapatero cambió a Bush por Chávez, y éste es el resultado.
Es lo que parece que le está pasando a Chávez, el Gorila Rojo, la peor lacra de Sudamérica en este comienzo de siglo y de milenio. Después de pedirle infructuosamente unas diez o quince veces a Don Juan Carlos I, Rey de España, una rectificación, ahora amenaza con expropiar los dos buques insignia de nuestro sector bancario, Banco de Santander y Banco Bilbao Vizcaya Argentaria si el Rey no le pide disculpas.
Si la salida de tono hubiese provenido de Zapatero, otro gallo cantaría. Habría viajado a Venezuela con el perdón de la deuda del país caribeño, en la mano derecha, y con nuevos créditos a devolver nunca, en la izquierda. Moratinos habría servido de felpudo, de atril y de banqueta para que El Diosecito se subiera encima, y así no pareciera más bajito que la sonrisa circunfleja hecha carne.
Pero la frase que golpeó el orgullo del presidente venezolano como un balón de Roberto Carlos en la cara de un defensa desprevenido no la pronunció Rodríguez. La frase que pasará a los libros de historia, que marca un antes y un después en la visión que muchos tienen del aspirante a dictador panamericano la pronunció Don Juan Carlos I, Rey de España. Cinco palabras, cinco, han bastado para la vena de la frente de Chávez no se deshinche. "¿Por qué no te callas?".
La genuflexión de nuestro Ministro de Asuntos Exteriores no ha sido suficiente, porque los matones, después de humillarte, quieren más. Y llevamos años humillándonos. Hemos cambiado la política de firmeza de Aznar (que mientras se aplicó no tocaron a las empresas españolas, creo recordar; veremos lo que sucede ahora) a la política de ceder ante los que nos amenacen mínimamente, quizá para compensarles por flotar a la deriva en el mar de injusticia universal.
No hemos llamado a nuestro embajador a consultas por los insultos vertidos sobre un expresidente del gobierno, ni por sus contínuas interrupciones, ni por los insultos y las amenazas que no cesan. Zapatero cambió a Bush por Chávez, y éste es el resultado.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)