sábado, 5 de enero de 2008

Jon Sistiaga, ese ignorante

Repugnante. No encuentro otro calificativo que describa con mayor precisión el reportaje del otrora reportero de guerra. Lo están emitiendo, en estos precisos instantes, en Cuatro: «¡Papi, cómprame un Kalashnikov!».

La primera media hora ha versado sobre Festival de la Metralleta que se celebra cada seis meses en Know Creek, Kentucky. En él se reúnen forofos de las armas de todo el país para comprar, alquilar, exhibir y, por supuesto, disparar sus armas favoritas. El reportaje muestra pistolas, escopetas, fusiles, subfusiles, lanzallamas y hasta un cañón de la Guerra de Secesión. Y también muestra a niños disparando armas. ¡Oh, sacrilegio! ¡Un padre enseñando a su hijo a disparar! (Y a pasárselo bomba haciéndolo, por cierto.)

El reportaje es una mezcla de moralina buenrrollista, insultos gratuitos, prejuicios e ignorancia supina (del autor, por supuesto). Intenta arrojar una visión imparcial, pero no le sale. Desde el primer plano se nota Jon odia aquello, que no lo entiende. Piensa que está tratando con tarados (así lo afirma en alguna ocasión) y los juicios de valor son constantes a lo largo del documental. No hace el menor esfuerzo por comprender y, mucho menos, explicar el contexto cultural del que surge esta querencia por las armas. No habla del concepto de frontera, ni de lo que supuso la creación del país. Qué va. Sólo se fija en lo anecdótico, en el espectáculo que supone el Festival. Los niños son pobres victimas que, seguramente acabarán masacrando a sus compañeros de clase en el instituto, la universidad o el centro comercial. (La relación es así de obvia... para el autor. ¿Para qué profundizar más? La audiencia de Cuatro es mayoritariamente antiamericana; no se va a cuestionar la falta de eslabones en esa cadena de pensamiento.)

Se escandaliza el maniqueo de Jon ante la imagen de un niño de cinco años "disparando" (apenas puede con ella) un arma larga automática. «¿Es que su padre no piensa en el ruido que golpea los oídos de este pobre niño? (el niño lleva tapones para los oídos)» «¿Es que no le preocupan los casquillos humeantes que pasan a escasos centímetros de la nariz del infante?» (las frases no son textuales) Pobre Jon. Se ve que nunca ha visitado Valencia en Fallas. Las barbaridades que hacen los niños con los petardos son bastante más peligrosas que estar detrás del arma que dispara tu padre. Pero eso no le importa a Jon. El sensacionalismo es el que manda.

Naturalmente, a esta clase de festival no van a acudir personas en contra las armas de fuego, ni personas que tengan una pistola en casa para defenderse. No. Los visitantes van a ser freaks de las armas, gente que en lugar de gastarse el dinero en libros, tunning o sellos se lo dejan en armas, porque les gusta y porque pueden. Y Jon aprovecha ese hecho muy bien, insultando menospreciando, haciendo comentarios estomagantes, superfluos, mentecatos y maniqueos. «¡Qué tontos y simples son los americanos! ¿Es que no se dan cuenta de que cualquiera de estos niños puede acabar matando gente en un supermercado?» Pero es que «así son las familias medias americanas», sentencia. Y así todo el rato. Incluso ha dicho que en Kentucky seguía estando el espíritu del "salvaje oeste". En el mapa se aprecia lo cerca que está del Pacífico el estado en cuestión.


El Océano Pacífico baña los pies de Kentucky.

La segunda parte del documental era más chusca, si cabe: visitaba la casa de unos cuantos de los asistentes al festival; en una de ellas, un padre y su hijo muestra su colección de armas. En otra, se ve a dos filonazis con toda la parafernalia. Así lo anunciaba el adelanto previo a la publicidad. Me he negado a verlo. ¿Para qué? Ya ha insultado bastante mi inteligencia el Sistiaga.

La página web de Cuatro ya lo advierte: «El fácil acceso a alta tecnología armamentística, conjugado con una ideología radical, da como resultado la proliferación de organizaciones paramilitares de ultraderecha.» Jo, con la cantidad de organizaciones de ultraizquierda bien pertrechadas de armas que hay en España y se van a buscar las de ultraderecha a Estados Unidos. ¿Será que estamos en período electoral? Qué asquito, podió.

El en blog de Cuatro le daban publicidad al documental (anunciando una fecha de emisión errónea, por cierto), y Nacho deja un comentario que sintetiza muy bien lo que yo quería decir para concluir esta entrada:
Supongo que, dada su imparcialidad, el siguiente reportaje lo hará sobre las escuelas coránicas donde se adoctrinan a niños para que se inmolen o alomejor [sic] sobre los niños de su tierra que enaltecen a los terroristas etarras. Conociendo a Jon Sistiaga, seguro que ya se ha puesto manos a la obra.
Seguro que sí.

2 comentarios:

maria dijo...

No sé como he caido aqui pero la curiosidad ha podido conmigo. Me alegro, porque esta claro que no se pueden cerrar los ojos ante la realidad de que todavía existe gente con estas ideas fascistas que sólo hacen daño. No se puede educar con armas, ni siquiera con petardos bajo ningún concepto. No intentes justificar tu manera de pensar fascista, ESO SI ES SER IGNORANTE.
Hay que respetar sin armas y a enseñar a no utilizarlas y no al contrarío.
Mirate y obseva donde está la ignorancia. No se puede progresar pensando asi.

Dwight dijo...

María, te he respondido en una entrada, ésta:

http://rumboalevante.blogspot.com/2008/07/soy-un-fascista-ignorante.html


Un saludo,