domingo, 30 de julio de 2006

Decíamos ayer...

Ramón Pérez-Maura, en ABC:
Menos mal que Osama bin Laden es un hombre de ideas fijas, que no se despista fácilmente. Aunque a algunos les cueste creerlo, lo que ABC publicaba el viernes en portada -«Al Qaida llama a liberar la tierra del islam, «desde Al Andalus a Irak»»- es la ratificación de la proclama lanzada ya en octubre de 2001 por el jefe de ese grupo asesino. La primera vez que Bin Laden habló después de haber reivindicado los atentados de Estados Unidos, hizo ya la mención a Al-Andalus que ahora ha sido repetida por su lugarteniente Ayman Al-Zawahiri. Así que un lustro después, con todo lo que ha ocurrido entre tanto, se ratifica que España es objetivo prioritario del grupo terrorista más importante del mundo -o la coalición de grupos terroristas, si preferimos ser más laxos en su definición-. Y para muchos medios españoles no merece un titular de portada.
La conclusión es evidente. Sucede que para unos no resulta aceptable recordar que España estaba en el objetivo de Al Qaida al menos desde 2001. Porque si eso es así, la coartada electoral partidista de que el 11-M fue perpetrado como respuesta a la [no] intervención de España en la guerra de Irak se desmoronaría. En octubre de 2001 nadie había hablado de Irak. Ni siquiera había empezado la ofensiva sobre Afganistán.
[...]
No han sido pocas las veces que se ha recalcado en ABC este objetivo criminal de Al Qaida en España. Las fuentes académicas existen también y destaca en ese campo el excelente libro «La Yihad en España. La obsesión por reconquistar Al-Ándalus» del diputado Gustavo de Arístegui. Pero mientras el objetivo prioritario sea poner la verdad al servicio de intereses políticos, mientras desde sectores de la derecha y sectores de la izquierda se continúe intentando adaptar la realidad a su conveniencia, seguiremos perdiendo esta guerra. Porque para quienes proclaman que Al-Andalus es su objetivo -y por si alguien lo duda, para Al Zawahiri el límite norte de Al Andalus es, aproximadamente, la playa de El Sardinero en Santander- su ventaja sobre nosotros es que ellos están imbuídos de su fe, mientras que nosotros somos débiles y descreídos. Y además negamos la evidencia. Genial.
Sí. Genial como siempre, Ramón.

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